Hola amigos,
Los que me lean ya sabrán que estoy algo estresado últimamente porque a veces me tomo el blog como una obligación y me siento presionado a escribir algo. Desde ahora intentaré tomármelo con un poco más de calma, ya que este es solamente mi hobby, y quiero divertirme dentro de lo posible al escribir.
El caso es hace una semana estuve de vacaciones en la ciudad de Naha, en la isla de Okinawa. Esta vez me fui con mi mujer y el pequeño Kento, que apenas acaba de cumplir 2 años.
Como con el pequeñajo la movilidad es algo más reducida que yendo los dos solos, pensamos un poquito estas vacaciones teniendo en cuenta la cercanía a la playa y a algún lugar donde pudiera jugar, al refugio del calor que hace en esta isla en Julio.
Estuvimos mirando ciertos lugares con hoteles tipo resort en Okinawa, en ciudades como Nago o Chatan, con instalaciones amigables para niños, piscina, etcétera, pero los precios eran algo caros y Kento no puede aún disfrutar de una piscina al 100%, ya que aún usa pañales.
Al final optamos por la ciudad de Naha, por varias razones:
- Ya la conocemos bien de unas pasadas vacaciones.
- Desde el aeropuerto de Naha se llega al centro en tren en 20 minutos o en 10 minutos si es en taxi.
- Hay una pequeña playa no muy concurrida llamada Nami No Ue, la cuál es perfecta para que el pequeño se inicie en el tema mar. Además, el hotel que elegimos está a menos de 10 minutos a pie.
- Cerca del hotel y de la playa hay un centro de juegos para niños a precio asequible.
- Cerca de la playa hay un lugar para hacer barbacoa con una pinta increíble, en el que se pueden reservar mesas privadas de entre 4 y 20 lugares.
- A 15 – 20 minutos andando del hotel se encuentra el puerto de Naha, desde donde salen barcos a otras islas como Nagannu, Zamami o Tokashiki.
- Aunque no dispongo de carnet de conducir, los taxis son baratos y también disponen de su tren monorail, conocido con el sobrenombre de Yui Rail (ゆいレール, Yui Rēru), por lo cual nuestra movilidad a lugares más lejanos está garantizada.
Reservamos las vacaciones con tiempo para abaratar algo los costes de los vuelos y encontrar hotel a buen precio. Creo que fue alrededor de primeros de Marzo, después de haber barajado varias opciones durante un par de semanas.
Al final, para evitar la época de lluvias (tsuyu 梅雨 en japonés), que termina a finales de Junio, reservamos desde el Domingo 1 de Julio al Sábado 7 de Julio; con la mala suerte de que el 1 de Julio estaba pasando el tifón número 7 por Naha precisamente.
Domingo 01 de Julio.
Teníamos el vuelo con JAL a las 13.05h del Domingo 1 de Julio, y ese mismo día alrededor de las 5 de la mañana recibí un mensaje con la cancelación del mismo (posteriormente serían cancelados todos los vuelos del día a Okinawa).
Cambiamos la reserva tan pronto como pudimos, pero solamente conseguimos salir al día siguiente, el 2 de Julio, a las 15.00h. A decir verdad, dentro de la mala suerte casi agradecí el que se cambiaran las fechas, ya que desde el Sábado estaba en cama con fiebres de entre 38 y 39 grados y a paracetamol cada 6 horas.
Lunes 02 de Julio.
Llegamos al aeropuerto de Haneda con tiempo de sobra para comer por allí y pasear en plan relax por la zona. En el interior del aeropuerto hay una zona donde los niños pueden jugar y ahí estuvimos entretenidos con el pequeño durante un rato.
Otra de las cosas buenas es que la aerolínea JAL – supongo que como otras muchas – dispone de un mostrador o zona especial con prioridad para personas de movilidad reducida o con bebés / niños hasta 3 años, y es posible el hacer check-in sin necesidad de esperar largas colas (JAL Smile Support, スマイルサポート).
El horario previsto de nuestro vuelo era de 15.00h a 17.25h., pero tampoco tuvimos suerte y acabamos llegando con retraso de 1 hora y pico a destino, pasadas ya las 18.30h. Entre que cenamos y fuimos a tomar un taxi hacia nuestro hotel, nos dieron ya las 20.30h., y acabamos llegando al hotel ya cerca de las 21.00h, dejándonos olvidada la mochila de Kento en el taxi, de la cuál ya no volvimos a saber nada. (Aunque la parada de taxis era común nos tocó un taxi privado que tampoco aceptaba tarjeta y no nos dio recibo de pago, con lo que no pudimos contactar con el taxista.)
Como os podéis imaginar estábamos destrozados después del día, pero fue llegar a casa y ver las noticias y nuestra moral bajó un par de escalones más. El pronóstico del tiempo daba lluvias durante toda la semana, y no por el tifón que ya se estaba alejando de la zona, si no por una borrasca enorme que cruzaría el archipiélago durante varios días.
Lástima porque la habitación donde nos quedamos tenía una enorme terraza privada que pensábamos usar para relajarnos y tomar algo por las tardes noches.
Para el que le interese, el nombre de alojamiento era hotel Precia.
Martes 03 de Julio.
Si bien el Domingo y el Lunes habían sido días pasados por agua por culpa del tifón en Okinawa, el Martes no cambió el guión para nada. Estuvo lloviendo a cántaros sin parar durante todo el día. Nosotros encerrados la mañana en el hotel viendo los partes meteorológicos en diferentes canales cual pasatiempo, a ver si alguno de ellos nos daba alguna esperanza.
Pero muy a pesar de las lluvias torrenciales decidimos salir a comprar algo para comer al supermercado – que se encontraba a unos cinco minutos andando del hotel – y por la tarde decidimos ir a un centro de juegos para niños llamado Waku Waku Kidsland, que se encontraba del recinto con nombre Costa Village España.
Los precios por dos horas son de:
- Bebés hasta 1 año y medio de edad: 350 yenes.
- Niños con más de 1 año y medio de edad y hasta 12 años: 850 yenes (+100 yenes en fin de semana o festivo).
- Cada mayor acompañando al niño: 350 yenes.
La lista completa de precios en japonés puedes verla aquí.
Comparado con el que tenemos más cerca de casa (Kid-o-Kid, cerca del parque de atracciones de Yomiuriland), que te cobran 600 yenes por la primera hora y 100 por cada 10 minutos extra para el niño y 500 yenes los acompañantes, los precios son muy buenos.
La verdad es que el peque se lo pasó en grande y nosotros también disfrutamos viendo lo bien que se lo pasaba. Además, fue un cambio a tanta lluvia vista desde los vidrios de la habitación de hotel. Si tenéis más interés en las fotos de las zonas del parque aquí tenéis un artículo lleno de instantáneas.
Miércoles 04 de Julio.
Se pasó la noche lloviendo y amaneció igualmente la lluvia golpeando violentamente los cristales de la habitación.
Recuerdo que me bajé la aplicación de tiempo japonesa de Tenki.jp, que daba los pronósticos estimados cada hora de posibilidades de lluvia, cantidad caída, etcétera, para seguir recopilando información buscando alguna luz al final del túnel.
Desde las 7 y media de la mañana estábamos levantados y a duras penas conseguíamos mantener al pequeño entretenido con videos de dibujos animados en Youtube, con el portátil que acertadamente me dio por llevarme. Al final medio muertos de aburrimiento, a las 10.30 de la mañana y con la que seguía cayendo, decidimos ir a probar suerte a una de las cafeterías cercanas al hotel, ya que aun no habíamos desayunado y tampoco habíamos reservado con desayuno incluido.
Siguiendo las indicaciones de nuestro amigo Google encontramos una que nos pareció bien. Su nombre era Aguro (あぐろ) y el interior era bastante limitado, con un par de mesas y una barra con tres o cuatro sillas altas; sin embargo, tenía su encanto.
El café acompañado de tostada con huevo y bacon que nos metimos entre pecho y espalda estaba muy rico. Eso sí, un par de desayunos y un vaso de leche caliente que pedimos para Kento fueron 2.300 yenes, lo cuál es un precio de cafetería cara de Tokyo.
Al volver al hotel estuvimos discutiendo sobre qué hacer por la tarde, tratando de visitar algún lugar con techo para evitar la lluvia y que también fuera divertido para el pequeño; la lluvia no cesaba y los vientos también eran muy fuertes; tanto que salir con el carrito y con dos paraguas en mano se estaba convirtiendo en todo un suplicio.
Barajamos varias posibilidades cercanas y al final optamos por ir al Museo y galería de arte de Okinawa (沖縄県立博物館), con tan mala suerte de que esa semana permanecía cerrado durante varios días.
Dentro de nuestra mala suerte, acabamos en un centro comercial enorme donde pasamos un par de horas caminando de aquí para allá, comimos y nos volvimos a echar la siesta al hotel.
Serían algo así como las dos y media de la tarde cuando ya conseguimos dormir a Kento y, antes de caer yo también, volví a ojear la aplicación del tiempo. Parecía que daría una tregua de un par de horas entre las 4 y las 6 de la tarde, y así se lo dije a mi mujer. No muy convencidos acabamos cediendo al poder de la siesta y, al despertar, vimos con asombro que no llovía y empezaban a abrirse unos pequeños claros.
Recuerdo que abrimos todas las cortinas de la habitación para que entrase suficiente luz y despertar así a Ken, y procedimos a ponernos los bañadores para salir corriendo hacia la playa aprovechando así nuestra, quizás, única oportunidad. Poco antes de las 5 de la tarde ya estábamos en la playa, disfrutando de un Sol que apareció al fin, después de varios días de agua sin fin.
Esa tarde del miércoles en la playa la disfrutamos muchísimo, y eso que la playa de Nami No Ue tiene un horario de baño restringido de 9 de la mañana a 6 de la tarde. Después volvimos al hotel para pegarnos una ducha y salir a un izakaya a celebrarlo con comida de Okinawa y un par de cervezas Orion.
Jueves 05 de Julio.
A pesar de las buenas vibraciones de la tarde del miércoles, el jueves volvimos a la cruda realidad de nuevo, con lluvias de manera constante.
Desayunamos en el hotel café y bollos que compramos el día anterior en una panadería y salimos a comer a una cafetería que había en el mismo edificio del centro de juego de niños. Una vez finalizado el almuerzo aprovechamos para llevar a Kento a jugar.
Al terminar serían cerca de las 3 de la tarde y vimos que apenas chispeaba, por lo cuál echamos una carrera hacia el hotel y nos preparamos para ir a la playa cual gacela. El tiempo estaba peor que la anterior tarde, hacía mucho viento y llovía de manera intermitente, pero aún así merecía la pena tratar de pegarse un relajante baño de nuevo. Tuvimos la suerte de que, aún no acompañando el sol, pudimos darnos un chapuzón.
Después de volver al hotel y ducharnos, decidimos ir a la calle principal de compras de Naha, la Kokusai Doori. Lamentablemente se puso a llover de nuevo, por lo que nos refugiamos y comimos en el restaurante Sam´s, que es un lugar especializado en carnes y mariscos. Los camareros van vestidos de marinero y sus dos plantas están ambientadas cual interior de una fragata.
Antes de traerte la comida principal sirven una sopa. Es como una mezcla de sopa de mariscos con base de curry y con unos cuscurros de pan, que aunque no lo parezca por los ingredientes está deliciosa.
Cada mesa del lugar cuenta con unas planchas estilo teppanyaki, para prepararte in situ las carnes que hayas pedido. Además, mientras hacen la carne en la plancha, el chef tiene unos shows de malabarismos con los botes de sal y pimienta, los cuales gustan mucho a los más pequeños.
Cuentan también con cerveza de grifo Orion o con botella de cerveza artesanal de la isla de Ishigaki. Esta última me dio una primera sensación parecida a la Kwak belga, pero con mucho más gas y mucho menos floja, con un sabor afrutado y refrescante.
En resumen, os recomiendo el restaurante tanto si vais con familia, en pareja o con amigos, todo un acierto.
Viernes 06 de Julio.
El Viernes fue un día quasi perfecto. Estuvo lloviendo algo durante la noche pero amaneció sin caer gota alguna. Aunque fue un día nublado, hubo partes del día despejado, y la lluvia brilló al fin por su ausencia.
Aprovechamos para ir bien pronto a la playa. A las 8 y 20 de la mañana ya estábamos allí con nuestras toallas y unos melón pan y napolitanas caseras de una de las panaderías cercanas a la playa (Kameshima Pan).
Fuimos los primeros en llegar, y después supimos que era porque hasta las 9 no permitían bañarse. A las 8 y media llegaron un par de chicos que empezaron a preparar las sombrillas de la playa y abroncar a otros bañistas que tampoco sabían que había horario restringido para comenzar el baño.
Estuvimos hasta las 10 de la mañana, ya que acostumbrados a los días anteriores con mucha lluvia y temperaturas algo más suaves para ser Julio, este Viernes ya comenzó a picar el Sol de lo lindo, lo cuál se notaba a estas horas de la mañana.
Volvimos a casa para ducharnos y probar suerte reservando una mesa para cuatro – que es la más pequeña que puedes reservar – en un moderno y coqueto recinto para hacer barbacoas que han construido recientemente cerca de la playa de Nami no Ue – hace un par de años no existía. Su nombre es Cozy Beach Club Epica. El lugar prometía bastante por sus videos, y la verdad es que el sitio está bastante chulo, pero estaba desierto.
Parece ser que tiene capacidad para más de 1.000 personas, y está dividido en diferentes zonas con mesas para entre 4 y 20 personas, algunas mucho más «fashion» que otras.
Llegamos al lugar sobre las 12.30h de la mañana y éramos los únicos junto con las 3 personas del staff.
Nuestro lugar se encontraba en la zona Garden, que alberga las mesas más pequeñas que puedes reservar, y tuvimos suerte de estar a la sombra de unas palmeras plantadas estratégicamente.
Hicimos la reserva por teléfono a las 11.45h y, además de la mesa, pedimos un set para dos personas de barbacoa, que por un precio de 2.680 yenes / persona incluía:
- 300 grs. de cortes de carne de vaca
- 240 grs. de cortes de carne de cerdo
- 4 cortes de pollo de 40 gramos
- 2 salchichas frescas de 60 gramos cada una
- 300 gramos de verduras para hacer a la parrilla y 200 gramos preparados en aluminio para hacer al final, al vapor. (pimiento verdes, rojo, amarillo, cebolla, repollo, calabaza y boniato)
Nos sentaron en la mesa y nos dijeron que la carne se había retrasado. Estuvimos mareando la perdiz hasta la 1 y cuarto, cuando llegó por fin la carne (y eso que habíamos hecho la reserva por teléfono una hora y media antes). Por lo menos mientras esperábamos había música de Verano sonando non-stop, ya sabéis, el típico «Despacito» y canciones por el estilo.
Nos dimos cuenta de que el set de barbacoa que nos habían traído tenía su carbón, un químico rosa en bolsa para hacer el fuego, las tenazas para la carne, pero no nos habían proporcionado el quemador o mechero, por lo que pedimos uno y nos trajeron por separado un mechero y una pequeño soplete de gas (lo que a posterior nos salvaría la vida).
Después de ese momento, perdimos totalmente la comunicación con las tres personas del local, ya no se preocuparon más por nosotros. Ni para ver qué tal nos iba o si necesitábamos algo, y eso que éramos los únicos en el recinto.
Fue cuando empecé a prender el carbón de la barbacoa cuando me di cuenta de que había estado perdiendo el tiempo esperando a que llegase la carne. Debería haberme puesto a hacer las brasas mucho antes. Y ahí me tenéis a mi intentando aminorar el tiempo de hacer las brasas con el soplete de gas en mano, intentando desgastar el carbón a marchas forzadas, ya que me figuraba que alguna mosca se acercaría por allí en breve. No miento si digo que estuve mucho más de media hora hasta que pudimos sacar las primeras brasas, las cuales no fueron suficiente para toda la carne. Menos mal que habíamos traído onigiri (bolas de arroz) para nuestro hijo, que ya mostraba signos de aburrimiento.
El caso es que pasamos en el lugar unas 3 horas y al final comimos bastante, pero nos quedó una imagen bastante mala de los desentendidos camareros del lugar. Creo que ha sido de los peores sitios que nos han atendido a lo largo y ancho de todo Japón. O quizás esté siendo estricto y este pidiendo demasiado a una zona de barbacoas, que también puede ser.
El precio no era precisamente barato, La sola reserva de la mesa para 4 era de 5.000 yenes, sumando al precio del set de barbacoa (2.680 yenes * 2 personas) y 500 yenes por persona que pagamos por traer nuestra propia bebida, sumo un total de 11.500 yenes. A la hora de pagar aceptaban dinero en efectivo o tarjeta, pero el pago con esta última suponía un recargo de un 5% más.
Cuando dejamos el recinto había un par de grupos de amigos, pero aún así se me hacía insuficiente para un lugar tan grande. Supongo – o espero – que tendría más entrada al atardecer o a la noche, porque es una pena que con las posibilidades que tiene el sitio no tengan más afluencia de público (Quizás deban mejorar también el servicio).
Solamente recomendaría este lugar si vais con amigos, cuantos más mejor, y con ganas de hacer una buena barbacoa y pasar el día tomando cervecitas. Para parejas y gente con niños (a no ser que seáis muchos amigos con niños) os recomendaría otro plan diferente.
Os dejo también unas cuantas fotos de las diferentes zonas del recinto para que podáis juzgar por vosotros mismos. Tienen hasta jacuzzi (como podréis comprobar a medio hinchar cuando fuimos nosotros) y una piscina pequeña para niños.
En fin, pasando página ya, la noche del Viernes pasamos de nuevo por la concurrida calle de Kokusai Doori para hacer algunas compras y dejarnos caer por un izakaya con actuaciones de grupos de folklore de Okinawa, que es otra de las cosas que recomiendo para aquellos que os paséis por aquí. A lo largo de esta avenida principal encontraréis muchos locales de este tipo. En la entrada al mismo veréis como aparecen los horarios de los shows y si no siempre podéis preguntar en la entrada.
Y ya no me queda mucho más que contar. El sábado nos volvimos para Tokyo. Lo hicimos de nuevo con Japanese Airlines (JAL), esta vez probando sus sillones J-Class, que son algo más grandes que los de clase económica base. Disponen de algo más de espacio para estirar los pies (97 cms. en vez de 79 cms.), algo más anchos (47 cms por 44 cms. de la económica); si la diferencia de dinero es poca merece la pena hacerse con uno de ellos (a veces se pueden conseguir por tan solo 1000 yenes más que los normales).
Y hasta aquí la historia sobre mis vacaciones de Verano pasadas por agua, que ya veo que al final me lío y acabo escribiendo un libro. ¡Espero que vosotros disfrutéis de mejor tiempo en vuestros descansos veraniegos!
Categorías:Bebes, tener un hijo, Naha, Okinawa, Viajes de varios días
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