Es verdad que el «factor suerte» es siempre algo a tener en cuenta para conseguir ciertas cosas, pero la mayoría de objetivos complejos requieren de mucho más que suerte. Estoy hablando de voluntad, constancia y, sobretodo, de esfuerzo. (En japonés, douryoku, 努力)
¿Trabajando en Japón? ¡Qué suerte tienes! Pues sí, la verdad es que no me puedo quejar. Sin embargo, hoy os quiero contar todo lo que hay detrás de lo que fue mi último objetivo. Venir a Japón, hablar japonés, y conseguir un trabajo en estas tierras.
Para ello os hablaré un poco – o quizás mucho – de mi vida y de los varios objetivos que me he ido marcando – casi siempre a largo plazo.
¿Una vida marcada por objetivos?
No toda mi vida ha sido un reto, no señor, la primera etapa de mi vida fué como la de tantos otros, niñez, adolescencia, etc. Digamos que no hubo nada especial que me marcase a superar.
Pongamos que, entre los 14 a 15 años, me comenzó a gustar el mundo de la informática y los videojuegos. Precisamente por ello me decidí a estudiar una ingeniería informática.
Yo fui de aquellos españoles que estudiamos 3 años de B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente) y 1 año de C.O.U. (Curso de Orientación Universitaria), o lo que nosotros llamábamos instituto (desde los 15 a los 18 años).
Por aquél momento mi nivel de inglés dejaba bastante que desear. Lo único que conocía provenía de escuchar música y de algún que otro juego de Gameboy.

Al terminar C.O.U., – no con muy buenas notas, todo hay que decirlo– hice la selectividad – allá por 1996 – obteniendo una nota de 6,07 puntos, lo que no me daba para entrar a ninguna carrera relacionada con la informática, donde la nota de corte mínima de éstas por aquella epoca era de 6,12 puntos.
Estudiando un Módulo Superior.
Como no quería pasarme un año sabático – o ponerme a buscar trabajo –, decidí comenzar un Módulo Superior en Desarrollo de Aplicaciones Informáticas o D.A.I. – como lo llaman para abreviar –. No es una carrera, si no que pertenece a la rama de Formación Profesional de nivel III.
Durante los dos años de los que consistía el módulo, aprendí bastantes cosillas de programación. Además, se basaba más en la prática que en las asignaturas tipo Física, Matemáticas, etc. Inclusive te ofrecía prácticas en empresa, por lo que me divertí bastante dentro de lo que cabe.
Al finalizar los dos años de módulo superior, concretamente en Marzo de 1998, comencé 2 meses y medio de prácticas en empresa. La empresa estaba desarrollando un software para compañías de Seguros y Corredurías. Se trabajaban 40 horas y no recibíamos ni un duro por ello, ni siquiera nos pagaban el transporte.
Aún y con todas, la experiencia fué buena. Fuí a esta empresa con otro compañero del módulo y no fuimos contratados a posteriori, por lo que me fuí de vacaciones en Julio unos días. En Agosto me puse a trabajar en otra empresa a prueba durante un mes. La jornada eran 40 horas semanales, pero en el contrato me pusieron como si sólo trabajase 2. Me pagaron como 30.000 pesetas. (180 euros por ese mes)
La verdad es que mirando a mi experiencia pasada, también se aprovechaban mucho de los trabajadores allá por finales de los 90, tiene guasa…
En esa empresa decidieron contratarme. Me ofrecieron 95.000 pesetas por un contrato a jornada completa (ni 600 euros, que se dice pronto), pero como no era para «tirar cohetes» preferí volver a intentar entrar en la universidad 2 años más tarde de mi primer intento. Esta vez tenía la posibilidad de entrar con la nota del módulo superior, que era mucho más alta que la de la selectividad.
Estudiando en la Universidad.
En Octubre de 1998 comencé la carrera de Ingeniería Informática de Sistemas en la Escuela Universitaria de la Universidad Politécnica de Vallecas (E.U.I. de la U.P.M.).
Al tiempo que iba a la universidad, también estudiaba inglés en la Escuela Oficial de Idiomas de Carabanchel. Las clases eran 5 horas semanales, divididas en 5 clases de 1 hora de lunes a viernes.
El nivel de la universidad era alto, de hecho a muchos alumnos les echaban en el segundo año de la misma al no haber conseguido aprobar el 70% de los créditos del primer año. En mi caso, tampoco pude ir aprobándolo año a año.
En el cuarto año de carrera, aprobé todo excepto cuatro asignaturas y el proyecto de carrera. Por lo tanto, el quinto año que estuve allí, empecé el proyecto de carrera a la vez que finalizaba las 4 asignaturas que me quedaban. Al fin, en Febrero de 2004, conseguí finalizar la carrera completamente y me puse a buscar trabajo.
Comenzando a trabajar.
A poco de ponerme a buscar trabajo, me ofrecieron un curso de 3 meses, con 7 horas al día, 35 horas semanales, de los lenguajes de programación C y Java. Si aprobaba los contenidos del mismo tenía opción a ser contratado. Ese curso lo ofrecía la empresa Coritel.
Lo acepté y tenía que ir todos los días vestido de traje y corbata a estudiar y programar. Este curso era una tapadera. En realidad era una formación de empresa no pagada. No sólo eso, si no que teníamos exámenes semanales, y a aquellos que tuvieran menos notas en los exámenes los echaban del mismo.
No os voy a engañar, aquello parecía una secta, pero finalicé el curso completamente y fuí seleccionado junto a otros integrantes para ser empleado fijo de Coritel. Esto fué en Junio de 2004. Me pagaban 800 euros mensuales, para que veáis que tampoco era nada del otro mundo.
A partir de ahí, para no aburriros mucho, cambié de empresa un par de veces, y estuve trabajando durante 8 años en diferentes clientes, como Accenture, Soluziona, Indra, Fujitsu, IBM, etc.
Durante este tiempo aprobé los 5 años de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas de Carabanchel y me puse a pensar en aprender otro idioma. En 2008 hice la matrícula de nuevo en la Escuela de Oficial de Idiomas, esta vez en la central, que se encuentra cerca del metro Islas Filipinas, en Madrid. Allí pedí la matrícula para Aleman y Japonés, y me aceptaron en el segundo.
Estudiando japonés.
Durante cuatro años, 2008-2009 (primer curso), 2009-2010 (segundo curso), 2010-2011 (repetí segundo curso) y 2011-2012 (tercer curso), estuve estudiando japonés en la escuela. No es que fuera nada constante, ya que en el trabajo me tocaba echar horas extra de vez en cuando o, simplemente, no me apetecía ir a clase. Aún así intentaba ir cada vez que podía e intentar aprender algo.
La verdad es que hice buenos amigos en clase. Muchos de ellos han acabado en diferentes países (Inglaterra, Alemania, Japón, Corea del Sur). La foto de abajo fue la fiesta de despedida que les hice en mi casa 🙂

En el año 2009, allá por Octubre, iba a realizar mi primer viaje a Japón. Lo estuve preparando durante unos meses. Sin embargo, tuve la mala suerte de romperme el quinto metacarpiano de un pié – un pequeño hueso – una semana antes de irme. Como consecuencia de ello, fuí escayolado y no pude irme de viaje. No solo eso, estuve casi 5 meses de baja en mi trabajo.
Ese momento fué de bastante bajón emocional, ya que no era yo el único que me iba de viaje. Mi hermana se venía conmigo, y al final no fuimos ninguno de los dos.
Pero cuando te marcas objetivos tienes que seguirlos, y así fué. En el año 2010, marché solo hacia Japón en Noviembre, durante un periodo de 3 semanas. La verdad es que fué una experiencia muy buena. En mis dos semanas de viaje visité lugares como Tokyo, Nikko, Yokohama, Kamakura, Kanazawa, Takayama, Shirakawago, Osaka, Kyoto, Nara, Hiroshima, Miyajima y me lo pasé en grande. Lo que es más, me dije a mi mismo que tenía que volver de nuevo de vacaciones.
Además de casualidad coincidí con Jesús Calleja en el avión de ida – creo que iban a rodar la subida al monte Fuji con Jesús Vazquez –.

Decidiendo probar fuera de España.
Después de que la crisis profundizase, en España se podía notar el hastío de la gente.
En mi caso era muy palpable, y no por no tener trabajo – ya que tuve la suerte de conservarlo – si no por ver como el paro aumentaba y las noticias en la TV eran siempre malas o peores. Si añadimos a esto las sucesivas noticias sobre corrupción de cualquiera que fuese el político que gobernase, pues eso no ayudaba para nada.
A finales del año 2011, empecé a pensar en dejar el trabajo y probar suerte en un país extranjero. Mi foco estaba puesto en Canadá, país que ofrecía visado de 1 año del tipo «Working Holidays» hasta un límite de 35 años de edad.
Por esta época contaba ya con 33 años a mis espaldas y, por lo tanto, era una opción bastante buena para ir a mejorar mi inglés y vivir en otro país diferente. Digamos que era un reto que quería asumir por aquellos momentos.
Sin embargo, por cosas de la vida – y por mi curiosidad por buscar gente para practicar idiomas – conocí a una japonesa interesada en hablar español. Empezamos un intercambio de idiomas español-japonés, aunque en principio, como nuestros niveles eran muy básicos, hablábamos en inglés, lo cual también me agradaba, ya que podía practicar inglés con alguien – que además tenía un nivel bastante aceptable.
Después de varios meses practicando japonés – o en su defecto inglés – decidí tomar unas vacaciones, en Diciembre 2011 – Enero 2012, y ya de paso celebrar el año nuevo en Japón y conocer a la chica con la que hacía intercambio.
Estas vacaciones me hicieron cambiar de idea, y descarté el irme a Canadá en beneficio de Japón. Menudo cambio, ¿verdad? Pues eso decía la gente a mi alrededor. Y ese se tornó el nuevo objetivo. Por ello, desde Febrero de 2012, comencé a reunir los papeles necesarios para solicitar un visado de estudiante y venirme a Japón a estudiar japonés.
Durante varios meses estuve enviando documentación y traducciones e intercambiando correos con la escuela donde estudiaría. Estos meses fueron pasando entre el excepticismo de amigos, familia y compañeros de trabajo, que supongo verían mi idea como una locura, sobretodo teniendo un trabajo bueno y fijo en España.
El tiempo fué pasando y, a mediados de Septiembre de 2012, presenté mi renuncia en el trabajo. Unos 10 días más tarde estaba ya tomando el vuelo a Japón – sólo ida-, con Swiss Air, 2 maletas de 23 kilos, una bolsa de deporte con otros 10 kilos y un portátil de otros 3 kilos. «Me llevaba la casa a cuestas».
Viviendo en Japón.
Y por fin llegamos a la parte relacionada con Japón. Y ya adelanto que no ha sido fácil para nada.
Quizás cuando he hablado con amigos o familiares – y también por mi caracter alegre o desenfadado – pueda parecer que vine a Japón a pasármelo bien, pero nada más lejos de ésto.
En España dejé a familia , familiares, amigos, trabajo, etc. Vine a Japón adelantando el pago de 1 año a la escuela de japonés, teniendo que alquilar casa mensualmente y costearme la vida sin ingresos.
El primer mes, me pregunté más de una vez qué hacía aquí. A los tres meses me volvió a la cabeza esa idea. Y no voy a negar que la idea de volverme a España me rondó la cabeza más de una vez. La imposibilidad de comunicarme en japonés o, simplemente, hacerme entender, hacía que me cuestionase las cosas una y otra vez.
La escuela tenía 8 cursos. Los primeros tres niveles eran el nivel básico, los siguientes 3 niveles eran ya niveles medios, y los dos últimos avanzados. Yo empecé en el nivel 2. Cada curso constaba de 3 meses, repartidos en 20 horas semanales de clase, de 9 de la mañana a 1 de la tarde.
Al ir haciendo amigos la cosa se tornó más agradable. Pero muchos de ellos terminaban regresando al país. La verdad es que en el año y medio que he estado estudiando japonés he tenido que decir adios a mucha gente y me he sentido triste muchas veces. Otras veces, simplemente echas de menos tomar algo con los amigos que dejaste en España, o comer con tu familia, o visitar tu pueblo, etc.
Otro factor que me afectó fue el cambio de vivir en una casa de 65 metros a una que apenas si llegaba a los 17 metros cuadrados. En principio, nunca he tenido muchos problemas con los espacios pequeños, y aunque aguanté viviendo en aquel «intento de casa» durante 1 año, trataría de evitarlo en el futuro siempre que la economía me lo permita. Sin embargo, acabó siendo una experiencia a tener en cuenta, y ya puedo hablar de ello con conocimiento de causa.
Después de este año y medio de estudios, en el que «fuí tirando» de los ahorros que tenía en España, me puse a buscar trabajo. Ahora pienso que tenía que haberme puesto a buscarlo antes, pero reconozco que si lo hubiese encontrado habría dejado de lado el japonés, que era el primero de mis objetivos.
Después de dejar la escuela, hice un lapsus para casarme con mi actual mujer e irme de luna de miel durante dos semanitas. Visitamos Hawaii y Las Vegas y fué una pasada 😀 . Sabría que de encontrar un trabajo sería muy poco probable que pudiera disfrutar de este tipo de vacaciones.
Al volver del viaje estuve buscando trabajo durante 5 meses. Hice muchísimas entrevistas. En la mayoría de compañías donde me entrevistaban llegué a tener una segunda o, inclusive, tercera entrevista. Cuando parecía que me iban a contratar recibía la respuesta negativa y me veía enredado en el proceso de nuevo.
Hice entrevistas para empresas japonesas que aunque diga el nombre no las conoceréis. Quizás Cookpad os suene de algo. Por nombrar algunas conocidas también las hice para Amazon Japan o Rakuten.
Un error que cometí fué el no aceptar contratos temporales. Me centré en entrevistas para un puesto fijo, o «seishain» (正社員), como dicen aquí. Y para esto último, las empresas no hacen una entrevista solamente, si no que pueden hacer entre 3 y 4 entrevistas, algunas hasta 5. El proceso normal puede durar de 1 mes a 2 meses. Yo he tenido algunos que han durado mes y medio antes de decirme que no.
De hecho, ya estaba pensando volverme a España cuando uno de los recruiters con los que contacté me dijo, ¿y porqué no pruebas con una entrevista para contrato temporal antes de volverte? Mira, tenemos dos ofertas para contratos de 3 meses con Rakuten. Elegí una, me entrevistaron, y en el mismo día me dijeron que cuando podía empezar a trabajar para Rakuten Japón.
Moraleja, nunca debes desestimar el factor «suerte», pero el esfuerzo que hay detrás, como habréis podido comprobar en este hilo, es el que con constancia y trabajo duro, «te pone en tu sitio» en el largo plazo.
Por eso a todos aquellos que están esforzándose en aprender algo, en superarse, en mejorar, etc, desde aquí les envío todo mi apoyo. ¡Mucho ánimo, que aunque no es fácil no tiréis la toalla antes de tiempo!
Gracias por leerme y aquí queda mi reflexión de mis primeros 2 años – y pico – por la tierra del Sol Naciente.
Categorías:Trabajo
Que genial leer este post me gusto mucho y refleja mucho de lo que yo pase para venir a vivir a Japon, y lo que son las cosas trabajamos en el mismo lado y los dos ya aprendimos lo que cuesta trabajar en Japon. Animo mi buen Ivan, que hay que echarle ganas!!
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Gracias mi buen compañero de trabajo Eduardo!
Que sería de mí si no te tuviera en el «chambeo». La verdad es que me ayudaste muchísimo a redirigir mi rabia y el poder hablar en castellano en el curro en Japón es todo un lujo.
Gracias por estar siempre escuchando mis «pendejadas! 😀
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Joder macho, casi lloro 🙂 Pero fuera coñas, después de haber vivido esto poco a poco contigo y haber vivido yo mismo lo mismo, sí que es verdad que te toca. No sabes lo agradecido que estoy pro todo lo que me ayudaste. Me alegro muchísimo de qu ele echaras lo que le tenías que echar para sacarlo todo adelante. Por cierto, me has recordado una frase: «la suerte es cuando se juntan la preparación y la oportunidad», y si mirás la vista atrás, verás como se cumple. Un abrazo y sique así!!!
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Gracias a tí Joan, por ayudarme también con varios temas, y por todas las charlas que hemos tenido.
Espero que también os vaya bien a vosotros el futuro, que seguro que así será. Sigue preparándote que igual que a mí te llegará el fruto.
Estoy totalmente de acuerdo con tu frase final. Sin embargo, a veces no se presenta la suerte u «oportunidad», pero no por ello hay que dejar de seguir intentándolo, ¿verdad? Aunque a veces uno decae y se le viene el mundo encima, pero hasta esos momentos hay que tratar de superarlos.
Un abrazo amigo Joan 🙂
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Gracias por este post, como persona de 33 años que está en trámites para ir allí a estudiar y trabajar porque la situación en España es muy muy desalentadora para personas de mi edad agradezco muchísimo el poder leer la vivencia de una persona que llegó allí con una edad cercana a la mía.
Una de mis mayores preocupaciones es que ,por edad, soy consciente de que cada año que pasa es un año menos que tengo y en España ya me he encontrado con demasiadas situaciones en las que me han echado para atrás por mi edad.
Gracias, de verdad, tu post es una bocanada de aire fresco y una grandísima ayuda para perder el miedo a quemar una de mis últimas cartas en el camino a poder aspirar a tener un futuro que tristemente he perdido la esperanza de encontrar en España.
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Hola Inés, ante todo mucho ánimo!
Es verdad que la situación laboral en España ahora es muy complicada. Por esto, muchísima gente está emigrando, más de lo que nos pueda parecer a primera vista.
Es una pena que siendo joven – remitiéndome a tu edad – nos hagan pensar que somos ya viejos para trabajar.
No te voy a decir que es fácil encontrar un trabajo con visa en Japón, ya que si no se tiene una carrera estudiada o mucha experiencia en ciertos sectores se hace difícil, pero nada es imposible.
En mi escuela, además de mi, también había gente en la treintena, incluso mayor.
Además, el salir del país y vivir en otro país, ya sea estudiando o trabajando es un plus. Hay que pensar que salga como salga, si sales hablando un nuevo idioma siempre será un punto a favor en tu curriculum.
Por esto te deseo mucha suerte y te mando todo mi ánimo. Por experiencia se que el desánimo se apodera de uno de vez en cuando, pero en esos momentos hay que ser fuerte y seguir el camino.
Si necesitas apoyo o consejo cuando vengas a Japón cuéntame. Además, hay una comunidad de españoles con la que puedes consultar. Si te interesa envíame un correo y te comento.
Mucho ánimo!
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Mucho ánimo, lo de vivir en Japón es el sueño de muchos y no es nada fácil, así que a seguir dándolo todo. ^^ Yo de momento sigo estudiando japonés despacito en España y a cada pequeño progreso que hago me siento como si hubiera escalado una gran montaña, aunque otras veces también me frustro un poco por no ser capaz de leer o entender algunas cosas que no parecen difíciles en absoluto pero que siguen siendo una barrera frente a mi desconocimiento de una cantidad enorme de vocabulario y kanji.
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Hola de nuevo Wish!
Gracias por los ánimos!
Es bueno el auto animarse al ver que se van consiguiendo las cosas, sobretodo en algo tan complicado como el aprendizaje del lenguaje japonés.
No te preocupes por cuando no seas capaz de leer o entender algunas cosas. Por muy fáciles que puedan parecerte, a veces el tener un mal día u obcecarte demasiado puede hacer que no consigas descifrar algo.
A mi y a otros compañeros de estudios nos ha pasado muchas veces. Es una experiencia más normal de lo que te puedas imaginar 😛
少しずつね!Poco a poco! 😀
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Yo la unica duda es la escuela que entraste tenia apoyo con traductores en ingles o solo hablaban japonés, es que el inglés no se me da bien y me quiero ir a estudiar a Japón en un futuro asta ahorita la única escuela que e encontrádo es go go nihon y ello cuenta con traductores para dar ayuda a los extranjeros
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Hola Luis Arturo,
Go go nihon no es una escuela, si no un intermediario entre el estudiante y las escuelas. En esta empresa intermediaria trabajan empleados que te presentan escuelas japonesas que pueden cumplir con tu perfil. En Go Go nihon sus empleados te dan soporte en varios idiomas, pero no así en las escuelas de japonés, donde te enseñarán el idioma en japonés, aunque no sepas nada sobre el mismo. (Nada de inglés excepto el staff de oficina)
Si quieres información sobre cómo venir a Japón con el visado de estudiante y sobre la escuela donde yo estudié japonés y cómo hice los trámites para la misma puedes encontrar la información pinchando en el siguiente artículo del blog: Estudiar japonés en Japón con visado de estudiante.
Espero haber podido ser de ayuda,
Saludos.
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